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Canillita y Lustrabotas
Eran en su mayoría criaturas desamparadas que se ganaban la vida vendiendo diarios. Conocían el hambre y "la calle" (lo peor de ella) desde muy temprano.
Difíciles de controlar, sorteaban con habilidad felina el cada vez más peligroso tráfico de la ciudad subiéndose a los tranvías para "vocear" las noticias, muchas veces con ingeniosas noticias inventadas.
No pocos terminaron muertos en las calles a causa del frío o bajo las ruedas de algún tranvía, o quedaron incapacitados, sus "colegas" hacían "la vaquita" para aliviarle la situación o algún buen samaritano organizaba algún evento para recaudar fondos.
Con el paso de los años algunos se convirtieron en "veteranos" y eran conocidos por sus apodos: El Patilla, Calucho, El Turquito, El Dr. Palacios (porque arengaba a los demás en los "meetings"), Tanito, El Cívico (La Revolución del '90 lo encontró en el foco), El Diablo, Linusa, Laucha, Galera, Goruta.
A otros se los respetaba más y se los llamaba por su nombre, como Juan Pedro Aguilar que era un eximio dibujante nato, pero debía "pagar la pieza" y comer...
En junio de 1911 salió "El Canillita" que fue su primer periódico.
Finalmente en 1920, a raíz de un accidente de tranvía en el cual un pequeño vendedor perdió ambas piernas, intervino el Patronato de Menores y la Jefatura de Policía emitió un edicto:
"Desde el 1° de diciembre próximo ningún menor de 18 años de edad podrá dedicarse a la venta o distribución de diarios, periódicos u otras publicaciones en la vía pública o parajes públicos o al ejercicio de oficios lejos de la vigilancia de sus padres o guardadores sin la habilitación correspondiente."
Esa habilitación era una credencial y una plaqueta numerada que debían tener a la vista "a la altura del pecho y a la izquierda de las ropas".
"A esto inspira la ley. A evitar la promiscuidad de tanto chiquillo, librado a los instintos y al azar de las circunstancias; a cortar de raíz expoliaciones que no trascienden a la mayoría de los transeúntes; a extirpar el germen del vicio, encauzar las conciencias y formar generaciones capaces de mayor utilidad colectiva."
El 9 de julio de 1928 por iniciativa de Sara Quiroga fue inaugurada "La Casa del Canillita" una especie de hogar-escuela en la calle Lavalle 1664, donde les enseñaban a leer y escribir, además de oficios para abrirse camino y sacarlos de las calles.
Tiempo después abrió "Unión Recorridos de Diarios y Revistas con protección al Canitlllita" en Cangallo (Perón) y Azcuénaga, allí funcionaban sus consultorios médicos, su primer socio fue Roque Zicardi que hacía su recorrido por Flores.
Ellos gestionaron la repatriación de los restos de Florencio Sánchez que había fallecido en Italia en 1910.
Hacia 1935 funcionaba además una "Caja de Socorros" y la "Sociedad de Socorros Mutuos de Vendedores de Diarios" su primer presidente fue José Isola, el hijo de "La China María".
El 12 de octubre de 1937 los artistas de Radio Splendid, aprovechando la afluencia de público con motivo de la inauguración del primer tramo de la Av. 9 de Julio, salieron a vender "La acción del Canillita" para reunir fondos para el "primer comedor canillita porteño" que abrió muy poco tiempo después en Bernardo de Yrigoyen 545.
Un dato poco conocido: el autor de la partitura del sainete Canillita de Florencio Sánchez fue Don Cayetano Silva, el autor de la Marcha de San Lorenzo.